El mundo en letras…

Emilia el remedio de Diego Sauri para el Mal de amores

Carmín Cueva

El recurso más sugestivo que emplea la escritora Ángeles Mastretta en la creación del universo literario que envuelve su novela Mal de amores, es sin duda su
título, pero lo es aún más el nombre de su protagonista principal Emilia. La novela comienza con la historia del padre de Emilia, quien representa la cultura indígena
mexicana pura.

Ángeles Mastretta utiliza una narrativa con un tono casi épico para describir las aventuras, audacias, sabiduría, y forma de pensar de Diego Sauri cuando
éste regresa de su viaje inesperado a Europa. Esta antesala le permite al lector conocer la amalgama ideológica en la que evoluciona Diego Sauri, quien vuelve a
México con una serie de principios y juicios de valor en su mente, listos para ser puestos a prueba. Esta es sin duda, una analogía utópica de lo que debió ser el proceso
de mestizaje en México, la experiencia absorbida por voluntad propia y no impuesta a la fuerza. Aseveración que se comprueba a lo largo de la novela cuando se insiste
reiteradamente en la personalidad pacífica de Diego Sauri.

Al ser un librepensador, con una pasión innata por la justicia social muy avanzada para su época, decide honrar y poner a prueba los principios de la ilustración basados en el raciocinio, mezclados con el instinto natural heredado de sus antepasados y decide llamar a su única hija Emilia en honor al Emilio de Jacques Rousseau.

Este tratado sigue siendo innovador en cuanto a sus conceptos educativos basados en la libertad y la innata bondad del individuo, los cuales permitirían preparar al ser humano para salir avante ante cualquier presión que las sociedades modernas y corruptas le impusieren.

Con esta base, Ángeles Mastretta justifica la combinación ideológica que cimientan el carácter y la mentalidad de la mujer ideal del siglo XX representado en Emilia Sauri. Es decir,
Diego Sauri no se limita a reproducir la enseñanzas de Rousseau en Emilia, si no que añade “algo más de su botica” el corazón de sus antepasados, la intuición de las Veytia
y la pasión política de su círculo de amigos, todo esto vertido en Emilia quién sirve de vaso catalítico y de la poción de vida que mantiene a ésta familia unida.

Mal de amores es la respuesta de Ángeles Mastretta al discurso feminista, que propone la fusión de ideas que conforman la personalidad de Emilia, la libertad moral
en la que se desarrolla lejos de prejuicios sociales o religiosos, demostrando que ésta pudiere ser la receta que verdaderamente impulse a la mujer a ejercer y vivir de lleno
su capacidad biológica, profesional y creadora.

Por lo tanto, la actitud de Emilia se presenta como un ideal, como la mezcla perfecta, es la receta que ofrece Ángeles Mastretta para el “Mal de amores”. Históricamente la independencia de la mujer ha sido uno de los estandartes feministas por siglos, sin embargo en la realidad esta independencia se ha visto atacada por la mismas mujeres que se dan por vencidas y se someten en cuanto sufren un “mal de amores”.

El discurso feminista esta lleno de ideas en como la mujer debe y puede poner un balance entre su desarrollo personal, amoroso y la función biológica de perpetuación de la vida. Ángeles Mastretta incita en esta novela a las mujeres al uso conjunto de ingredientes como un corazón intuitivo, una mente libre de prejuicios, una sensibilidad social y un raciocinio deductivo para conllevar los males que acosan a las sociedades actuales.

“Todo sirve para el mal de amores, golondrina, – le dijo Diego-. Mientras haya inteligencia en el enfermo, cualquier aceite cura, y tu eres una enferma muy inteligente. Tanto, que muchas veces nos engañas. Hasta parece que ni te acuerdas de tu mal” (162).

Mastretta, Ángeles. Mal de amores. Estados Unidos: Vintage Español, 1997.

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