El siempre esperado tiempo navideño que tantas ilusiones trae a chicos y grandes inicia justamente el día de hoy, sin embargo, todavía este año aún será muy diferente, no son tiempos de convivencia más allá de la familia, y algunos amigos cercanos, sin embargo, es interesante conocer un poco sobre el origen de esta celebración y de ser posible, vivirla en casa.
Veamos la siguiente información: Las posadas siempre son la oportunidad perfecta para estar con tu familia y divertirte en medio de piñatas coloridas, mucha música y rico ponche. Todos hemos disfrutado en algún momento de éstas fiestas decembrinas, pero ¿Sabes de dónde vienen o por qué se festejan? Te compartimos estos datos que quizá no conocías sobre las posadas.
El origen de las posadas se remonta a la época colonial, cuando los frailes notaron que prevalecían algunas costumbres prehispánicas como el Panquetzaliztli, que se celebraba entre el 30 de noviembre y el 19 de diciembre. Los misioneros comenzaron a celebrar las posadas para sustituir la tradición mexica e inculcar la fe católica entre los indígenas, como una forma de evangelización y se empezó a realizar un novenario de misas llamadas «de aguinaldo».
Las primeras posadas se celebraron gracias al fraile de la Orden de los Agustinos Diego de Soria, quien en 1587 obtuvo el permiso por parte del Papa Sixto V para celebrar una serie de misas previas a la de la Navidad, cuyo fin sería la ya mencionada evangelización. Al principio, las posadas eran organizadas exclusivamente por el clero y celebradas en el atrio de las iglesias.
Consistían básicamente en las dichas misas, también llamadas y dónde se realizaban narraciones sobre el peregrinaje de José y María, y en cantos religiosos. Las posadas se celebran entre el 16 y el 24 de diciembre, 9 días que representan los 9 meses de gestación de Jesús en el vientre de María.
¿Sabías que cada uno de los 9 días que duran las posadas tiene un motivo diferente que, según la tradición, hay que honrar y cultivar? Estos son: pureza, humildad, caridad, generosidad, justicia, confianza, desapego, fortaleza y alegría. “Pedir posada“ es el acto representativo de éstas fiestas. Consiste en letanías, diálogos cantados que simulan los ruegos con los que José y María le piden de buena fe un techo a los habitantes de Belén “…En el nombre del cielo, os pido posada…” quienes desconfiados niegan la entrada a los peregrinos, hasta que finalmente ceden “…Entren, santos peregrinos…”
La piñata, es un elemento indispensable en toda posada, por tradición debe tener 7 picos, que representan los 7 pecados capitales, así como estar hecha de barro y tapizada de colores. Además, la tradicional piñata mexicana suele asociarse con la cultura de nuestro país a nivel internacional.
Las posadas en México son celebradas de múltiples maneras, muchas de las cuales, además de las misas y las procesiones, conservan aún mucho de su pasado prehispánico, como en Chihuahua, donde los tarahumaras danzan frente a la virgen, o como en Chiapas, donde los indígenas tzotziles elevan rezos de alabanza en su lengua.
Hasta hace poco más de un siglo, las posadas eran una tradición tan enraizada en la sociedad mexicana, que se consideraba una ofensa no asistir a la verbena: era casi tan obligatorio como ir a misa ¡Ah! Y nada de una o dos, ¡había que estar los 9 días completitos y reglamentarios!
Actualmente se le llama “posada” a cualquier evento celebrado durante el mes de diciembre, lo cual distorsiona la tradición en sí. Sin embargo, estos días nos deben mover a reflexionar y agradecer lo que hemos vivido este año tan complicado, pedir por quienes ya se fueron, pero sobre todo, por quienes están librando una batalla.