La catedral Basílica de Nuestra Madre Santísima de la Luz tiene numerosos tesoros que, aunque a la vista, pasan desapercibidos para los fieles que la frecuentan.
Sobre los sillones ubicados a mano derecha en el presbiterio, está un coro donde reposa un órgano que por años, no ha sido tocado, su voz está silente.
Hace 8 años, a la llegada del nuevo rector a la Catedral, Padre Carlos Muñoz, hubo una gran actividad que poco a poco, empezó a desempolvar espacios y a crear actividades y a dar vida a objetos que permanecían en el olvido, uno de ellos, justamente ese viejo órgano.
Francisco Muñoz, uno de los colaboradores cercanos del entonces rector y quien tiene gusto y afición por la música, en una ocasión solicitó permiso para tocar el órgano conocido como «Valverde y Téllez» y “Me encontré con algunos detalles de afinación, de teclas que no funcionan, de una serie de detalles técnicos. Se los comenté al Padre Carlos y así nació la inquietud de volver a recuperar la belleza de su voz” nos comenta.
La historia de este órgano es poco conocida, de hecho, no hay algún registro formal que nos brinde la información necesaria. Por ello, solicitamos entrar, buscar, preguntar y revisar: En el órgano destaca un par de placas que señalan que fue instalado en 1939, y reconstruído en 1942. Fue construido en Vöhrenbach en la Selva Negra alemana, por la Casa Welte e hijos, famosa e importante empresa de construcción de instrumentos de música mecánicos y automatizados.
La persona responsable de su instalación fue el ingeniero Alfredo Wolburg, de origen alemán, Organero y representante de la casa de música alemana Walcker. Se trata de un verdadero profesional de su oficio, quien entre otros órganos, también instaló el de la Parroquia de Dolores Hidalgo, el cual es un órgano de tres teclados.
Llegada del órgano a la Catedral de León
Respecto a cómo llegó este órgano a la Catedral de León, se dice que el Cabildo de la ciudad le regaló el órgano a Monseñor Emeterio Valverde y Téllez, obispo de León de 1909 a 1948, con motivo de sus bodas de oro sacerdotales y como un reconocimiento a su fecunda trayectoria como filósofo y humanista.
Pero además, es importante recordar la obra realizada por Valverde y Téllez en sus casi 40 años como obispo de León: En 1920, mandó construir el monumento original de Cristo Rey en el Cerro del Cubilete, el cual sería destruido por un bombardeo durante la Guerra Cristera. Ordenó la construcción del Templo Expiatorio y construyó la Capilla de Cristo Rey donde sobresale una escultura de Cristo Rey realizada en mármol blanco de Carrara, por el escultor Adolfo Ponzanelli.
En 1945, dio instrucciones para el diseño y construcción de la nueva escultura que sustituiría a la original dinamitada en el Cerro del Cubilete, las obras comenzaron el 10 de diciembre de 1945 y terminaron el 17 de agosto de 1949, aunque Valverde y Téllez no vivió para ver la obra terminada.
Inicia el rescate de su voz
A partir de febrero de 2017 se inició parte de la labor de mantenimiento y limpieza del órgano, a cargo del maestro organero Josué Gastellou Villalba, originario de Puebla y quien tiene una amplia experiencia en la reconstrucción de órganos tubulares en el país. Dentro de los órganos que ha intervenido está el del Templo de la Compañía de Jesús en la ciudad de Guanajuato.
Nos platica que en México hay diferentes tipos de órganos: Los órganos barrocos construidos en México en el periodo virreinal, de 1770 a 1810, están también los órganos construidos en Alemania. El que nos ocupa, es un órgano romántico, esto es, con características de voz diferentes a los barrocos, y construido en el periodo musical conocido como romanticismo, a finales del siglo XIX.
El órgano es un instrumento muy complejo, es el que más timbres tiene, afirma Gastellou, y ha sido cambiada toda su instalación eléctrica, tiene un espacio donde está colocada una viola celeste, caja de expresión, la cual emite diferentes sonidos si está abierta o cerrada. Tiene tres familias completas de voces, tonos labiales, mitra y alma. Los fuelles son operados por un motor y se cuenta con un freno armónico. Cuenta con dos registros de lengüeta, los cuales pueden ser fabricados de metal o madera.
El compositor y el ejecutante a veces es la misma persona y en otras épocas, iba de la mano su obra con el constructor, quién hacía el instrumento a las necesidades de las composiciones.
“Los órganos eran de la iglesia, quién los usaba era la iglesia y por lo tanto, quien los costeaba era la iglesia” comenta Gastellou sobre la importancia religiosa dentro del arte y la cultura en diferentes épocas, pidiendo crearnos la necesidad de despertar el interés por ahondar en la labor que tuvo la iglesia al respecto y su homologación musical.
“La iglesia construía los órganos pues quería honrar de la mejor forma a Dios, era una forma hacer más solemne la oración”.
Este órgano, fue ejecutado posterior a su remodelación por el maestro José Francisco Martínez el miércoles 17 de mayo de 2017 y consta de dos teclados con teclas de marfil, de 61 notas y pedal de 30 notas y tiene un crescendo que pudieron disfrutar los asistentes al Concierto preparado para la ocasión, dentro de las Festividades en honor a la Madre Santísima de la Luz.
Se eligió al organista Guanajuatense debido a su impresionante trayectoria como ejecutante de este majestuoso instrumento: Algunas de sus actividades son: Ha realizado estudios de Canto Gregoriano, Piano, Órgano, Dirección Coral, de música española para Órgano, así como de Composición.
Además de ello, su desempeño profesional abarca actividades como acompañante de Piano, Órgano y Clavecín, así como Dirección Coral, labor que desempeña actualmente al frente del Coro de la Universidad de Guanajuato, el Coro de la Escuela de Nivel Medio Superior de Guanajuato y el Coro del Oratorio de San Felipe Neri; fue también fundador del Coro de la Basílica Colegiata de Nuestra Señora de Guanajuato, al cual dirigió del año 2001 hasta el 2012.
De esta forma, la voz callada tantos años, volvió a vibrar en la Catedral de León, como una forma de rendir tributo a la Madre Santísima de la Luz y de paso, recordar la importante labor realizada por uno de los grandes obispos de nuestra diócesis: Monseñor Emeterio Valverde y Téllez. Esperamos no se vuelva a apagar.
Fotografía: Carla Sánchez