El Sábado Santo se realiza la Vigilia Pascual que concluye con la Liturgia Eucarística y se acompaña a la Santísima Virgen María, que vela en soledad junto a la tumba de su amado Hijo.
Durante la Vigilia Pascual se realizan tres actos importantes que inician con la celebración del fuego o Lucernario en donde el sacerdote bendice el fuego y enciende el cirio pascual. En este acto se entona el Pregón Pascual que es un poema escrito cerca del año 300 que proclama que Jesús es el fuego nuevo. Este cirio estará prendido durante siete domingos, a partir de ahora y hasta la Ascención al cielo
Se da también la liturgia de la Palabra donde se leen siete lecturas, desde la Creación hasta la Resurrección. En este momento, la lectura del libro del Éxodo es la más importante, porque narra el paso de los israelitas por el Mar Rojo cuando ellos huían de las tropas egipcias y fueron salvados por Dios. Es la Pascua, el Pesaj que celebran todavía los fieles judíos.
De la misma manera recuerda que Dios esta noche nos salva por su Hijo.
El tercer acto es cuando la Iglesia entera renueva sus promesas bautismales renunciando a Satanás a sus seducciones y a sus obras, se bendice la pila bautismal o un recipiente en representación, y se recita la letanía de los Santos que nos une en oración con la Iglesia militante y triunfante. En algunas ocasiones, se bautizan a niños pequeños o adultos que deciden abrazar el catolicismo y a quienes se les llama Catecúmenos.
El Domingo de Resurrección es una conmemoración de origen cristiano que cierra el triduo pascual, también conocido como los tres días santos; en ellos se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Esta fecha es una de las más celebradas por fieles creyentes católicos, ya que celebra el regreso a la vida de Jesús; donde el Señor vuelve de la muerte cumpliendo el mandamiento divino de Dios, probando así que era el salvador de la humanidad.
Este acto de resurrección es entendido como un camino nuevo, de esperanza y paz; motivo de alegría entre los fieles, por lo que suele celebrarse con una misa solemne en la que se enciende el Cirio Pascual, que representa la luz de Cristo resucitado y que estará encendido hasta el día de la Ascensión; cuando se produce la subida de Jesús al cielo.