Esta mañana nuevamente abrió sus puertas la Catedral de la Madre Santísima de la Luz para recibir a los fieles y representantes de las parroquias de la Arquidiócesis, para la celebración solemne de la Misa Crismal, después de que los últimos dos años se realizó a puertas cerradas. Se contó además con la asistencia de todos los sacerdotes y diáconos de León, quienes renovaron sus promesas sacerdotales.
¿Qué es la misa crismal?
La misa crismal, presidida por el obispo y concelebrada con los sacerdotes de la diócesis, es la celebración en la que se consagra el Santo Crisma (de aquí el nombre de misa crismal); y bendice además los restantes óleos o aceites (óleo para los enfermos y el óleo de los catecúmenos que se unge en los que se van a bautizar).
La palabra crisma proviene de latín chrisma, que significa unción. El crisma es la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes, entre otras funciones.
La consagración del crisma y la bendición de los otros dos aceites ha de ser considerada como una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo.
Ordinariamente esta misa se celebra en la catedral de cada diócesis el Jueves Santo; pero, por razones de conveniencia pastoral, se puede adelantar a uno de los días de la Semana Santa.
Haberla fijado el Jueves Santo no se debe al hecho de que ese sea el día de la institución de la eucaristía, sino sobre todo, a una razón práctica: poder disponer de los santos óleos, sobre todo del óleo de los catecúmenos y del Santo Crisma, para la celebración de los sacramentos de la iniciación cristiana durante la Vigilia Pascual.
Así pues el Santo Crisma, es decir, el óleo perfumado que representa al mismo Espíritu Santo, se nos da junto con sus carismas el día de nuestro bautizo y de nuestra confirmación y en la ordenación de los sacerdotes y obispos.
La materia apta para el sacramento debe ser aceite de oliva. El crisma se hace con óleo y aromas o materia olorosa.
Es conveniente recordar que no es lo mismo el Santo Crisma que el óleo de los catecúmenos y de los enfermos; estos sólo son bendecidos, como se ha dicho más arriba, y pueden hacerlo otros ministros en algunos casos.
El rito de esta misa, de la misa crismal, incluye la renovación de las promesas sacerdotales. Tras la homilía, el obispo invita a sus sacerdotes a renovar su consagración y dedicación a Cristo y a la Iglesia.
Juntos prometen solemnemente unirse más de cerca a Cristo, ser sus fieles ministros, enseñar y ofrecer el santo sacrificio en su nombre y conducir a otros a él.
Al término de la misa, los óleos y aceites son repartidos a todas las parroquias de la diócesis para ser usados a lo largo del año durante las ceremonias de bautizo o unción de enfermos.
Una vez recibidos estos aceites, los mismos serán presentados en su respectiva parroquia al inicio de la Misa de la Institución de la Eucaristía de una manera solemne por lo que representan.