“Hoy es Viernes de Dolores y las lágrimas de María son tan dulces que se convierten en aguas frescas, en nieve… se aderezan con olor a trébol y mastranzo, a flor de alhelí. Esos son los recuerdos que guardo de mi infancia, el altar que montaba mi padre y las aguas frescas que preparaba mi madre y el enjambre de niños y adultos que acudian a casa a visitar el altar, que lucía impresionante en la sala de mi casa, enmedio del olor a flores y la música sacra… y se repetía la frase «Ya lloró la Vírgen?» Que hermosas tradiciones! no las dejemos morir”
Viernes de Dolores, pero ¿por qué se llama así? Se trata del viernes anterior al Domingo de Ramos y está enmarcado dentro de la última semana de la Cuaresma, conocida por la religión cristiana como Semana de Pasión.
En concreto, la religión católica pone este nombre en referencia a los dolores de la Virgen María en la semana previa a la muerte y resurrección de Jesucristo. Según se recoge en la Biblia fueron siete los dolores de María:
- Primer dolor: la profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús
- Segundo dolor: José y María huyen a Egipto con el Niño Jesús, porque Herodes había ordenado matarlo.
- Tercer dolor: Jesús se pierde en el Templo de Jerusalén durante tres días con 12 años.
- Cuarto dolor: María se encuentra con Jesús en el camino al Calvario.
- Quinto dolor: la crucifixión y la agonía de Jesús.
- Sexto dolor: Jesús es bajado de la Cruz y María recibe el cuerpo sin vida de su hijo.
- Séptimo dolor: el entierro de Jesús y la soledad de María.
El Viernes de Dolores, es una celebración religiosa muy popular en el Bajío y es en la ciudad de Guanajuato donde se convierte en una de sus Fiestas Principales, llena de luz, color, flores, música, que no solo reúne a los guanajuatenses sino a personas de diferentes partes de la entidad, incluso de otros lugares del país quienes jubilosamente se unen a las actividades de connotación religiosa de gran importancia social.
Ese día, las mujeres se engalanan desde temprano luciendo su rebozo muy mexicano y al lado de su familia, salen a reunirse en el Jardín de la Unión que desde temprana hora, ya luce repleto de vendedores de flores y artísticos huevos de pascua, flores de papel y los restaurantes ofrecen un menú especial para el desayuno del día.
Además es muy importante que los caballeros acompañantes adquieran un bello ramo de flores para su compañera, esa es parte de la tradición, lo mismo que acudir a visitar altares a la Dolorosa en diferentes dependencias y hogares y a la pregunta de ¿Ya lloró la Virgen? Recibir un vaso de agua fresca, o una nieve, paleta y hasta fruta.
En los terrenos de la Cooperativa Minera ese día era de júbilo, el único día que las mujeres podían entrar a la mina, ahí los mineros montaban diversos altares y obsequiaban además algún antojito y es que las madres de los mineros comparten muchas veces el mismo dolor de María: Ver morir a sus hijos en un accidente dentro de las minas, o las esposas a sus esposos, por eso, este día, ellas se unen a María en su pésame, su dolor y soledad.
Esta celebración se repite en las poblaciones del estado y estados del Centro del país, con la misma devoción y amor, aquí un testimonio:
“No sé si les he contado que la víspera del Viernes de Dolores en mi casa no se dormía… Meses antes, mi padre diseñaba en papel el altar que levantaría durante el año… en una ocasión lo diseñó en el antiguo patio que tenía el piso de piedra tipo Guanajuato… en ese entonces, junto con un vecino, don Silvestre qepd que era carpintero y quien realizó todo el mobiliario del restaurant, hicieron una enorme cruz de madera con su pedestal, la cual se colocó a medio patio… el cual se llenó de macetas de malvas de colores, sin faltar el incienso y las Cantigas de Santa María, de Alfonso X El Sabio. o el Requiem de Mozart, entonces eso tomaba horas!!!
o en la sala de la casa -hoy recámara de mamá- y era de limpiar de prisma por prisma el candil de la sala, lo mismo que los candelabros que hacía juego… Las cortinas desde meses antes, papá encargaba las telas en una tienda que se llamaba La India Bonita, terciopelos egipcios, organdí suizo bordado, todo lo que le sirviera para que la madre luciera hermosa!
Y compraba por lo menos dos gruesas de flores, un año de gladiolas, otro azucenas, y así cada año, según lo diseñado.
En el día nos tocaba limpiar dos canastas de fresa, mi madre molía en el metate por lo menos cuatro kilos de arroz y canela para el agua de horchata y el tercer sabor variaba cada año: Que tuti fruti, una especie de clericot pero con jamaica, o de tamarindo, piña, guayaba con canela….
En el piso, se ponía trébol y mastranzo, que le daba un aroma especial al ambiente y algodones con un perfume que se llamaba Cinco Flores…
Esta devoción, papá la heredó de su madre, mi abuela fue quien le inculcó el amor tan grande a la Dolorosa
La imagen de la Dolorosa de mi familia está realizada sobre lámina y data del siglo XIX, fue herencia que mi abuelo recibió de sus padrinos de bautizo.
La iconología es sumamente interesante: La Virgen luce triste, pero hermosa, su cara ovalada está enmarcada por un manto blanco y un velo negro cubre su cabeza, su vestido es sobrio, negro, pero ella está engalanada con aretes y collar de perlas -símbolo de las lágrimas vertidas- a su derecha aparece una nube, tantas veces mencionada en la Biblia y en la nube unas cabecitas de querubines -la conciencia de Dios- una escalera, con la cual descendieron el cuerpo de Jesús fallecido, y un gallo, el mismo que cantó cuando Pedro lo negó.
A la derecha, está el lienzo donde quedó plasmado el rostro del Redentor y al frente, ella con sus manos entrelazadas y en una mesa los elementos de la pasión; El cáliz, los clavos, el martillo y hasta los dados con los cuales se jugaron la túnica de Jesús los soldados romanos.
Y claro, no podía faltar el puñal atravesando el corazón de María.
¿SABÍAS QUÉ?
Cada rincón de nuestro país cuenta con tradiciones propias y fascinantes. En el caso de la Semana Santa, en Guanajuato, se suelen preparar las Lágrimas de la Virgen, una bebida fresca típica de Cuaresma. Principalmente se suele consumir el viernes de Dolores.
Se estima que la preparación de esta bebida se remonta al siglo XVII y se suele colocar en el Altar de Dolores para que los fieles que visitan el altar acompañen a la Virgen en su sufrimiento. La tradición indica que los visitantes pregunten ¿ya lloró la Virgen? para así recibir un vaso de las «Lágrimas de la Virgen».