La ópera es el más complejo y completo de los espectáculos, en su montaje participan una serie de talentos que ponen su trabajo en beneficio del espectáculo. Todo surge a partir del planteamiento de los directores de las casas de ópera: ¿Qué ópera montamos en esta ocasión? ¿Cómo y con qué sorprendemos al público? Y además ¿qué elenco necesito?
Una vez seleccionada obra, hay que buscar a los solistas, los colores de las voces que requiere cada personaje y aunque los catálogos son extensos, sólo hay algunos que se adaptan específicamente a lo que se desea transmitir, empiezan las negociaciones y el ensayo en solitario, el coro por su parte, hará lo propio, primero solos y después en el ensamble coral y es que, el coro juega una parte muy importante, es el encargado de «vestir» la actuación de los solistas y dar el énfasis a la obra.
¿Hablé de vestir? En efecto, tras bambalinas hay una serie de hombres y mujeres que pocas veces conocemos y aplaudimos: El personal de vestuario. Ellos se encargan de trabajar de la mano del director de escena, para fijar la época en la que se ubica el montaje de la obra –En el caso de Don Giovanni es una obra tropicalizada a la época contemporánea- y a partir de esa idea, desarrollar el concepto del vestuario, la zapatería, sombrerería y todos los elementos de utilería que será necesario.
En esta ocasión, mucho del vestuario que se va a usar por parte del coro, es ropa que se compró en cualquier almacén y se mandó adaptar con algunos detalles, el vestuario de los personajes principales si se elaboró específicamente para esta obra. Cada camerino es para determinados personajes y ahí se colocan los trajes que usarán en perfecto orden, nada se puede mover o tocar, el tiempo entre cada cambio es breve y todo debe de quedar perfecto: Vestuario, calzado, accesorios.
Vivir por unos momentos tras el escenario, es un mundo lleno de magia y fascinación, el equipo de maquillaje y peluquería también tiene su propia historia: Es llenar los requerimientos de cada personaje para que cuando salga a escena, su piel luzca tersa o avejentada según sea el caso, estas mujeres crean la magia con una caja llena no sólo de colores en el maquillaje, sino de expectativas y en el peinado, es lo mismo: Pelucas, implantes, rulos etcétera, todo lo necesario para ir armando la imagen que se concibió de cada uno de los personajes.
Esto es sólo la parte material, viene la parte vocal, dónde cada cantante tuvo en su momento un entrenamiento de voz y también de ejercicios, porque el cantante de ópera es todo un atleta. No se trata sólo de pararse en el escenario, abrir la boca y que la voz fluya “bonito”, detrás de cada nota hubieron horas de trabajo, dedicación, afinación, colocación, saber girar la voz, respirar adecuadamente. Pero también, dentro del entrenamiento vocal están las rutinas extenuantes de ejercicio… Esta obra particularmente requiere de mucha vitalidad de parte de sus personajes, deben de brincar, correr, saltar ¡Y no agotarse!
Y es que no es cualquier personaje. Es un seductor nato y por ello, vive a salto de mata con una ¿doble, triple vida? Entonces el vivir fuera de la ley lo lleva a ser un perseguido por las buenas conciencias.
Paco Azorín, el director de escena hace un planteamiento muy contemporáneo para un personaje clásico y atemporal: Una violación, un abuso, un asesinato ocurría igual en el siglo XVI que en el 2021, de cualquier forma, se sigue cimbrando la conciencia ante estos hechos.
Para el elenco es un reto, pero también un júbilo estar ante su primera presentación post pandemia, “Ya hacía falta la calidez de la cercanía, entre el elenco y entre el elenco y público, no es lo mismo una presentación en streammer que en vivo, sentir el aplauso, la respuesta del público, es otra cosa”
Se tuvieron que salvar obstáculos: Todo el personal que participa en el montaje, debió presentar examen médico libre de covid, comprobante de vacunación y se siguen todos los protocolos sanitarios que marca la Secretaría de Salud.
El aforo para la presentación de la ópera Don Giovanni es de sólo 600 butacas “Aunque estamos en verde, aún sigue la leyenda de sana distancia y eso nos limita. Serán 600 asistentes por función en las taquillas, pero sobre y detrás del escenario tenemos cerca de 200 personas entre cantantes, actores, malabaristas, coro, orquesta, equipo técnico etcétera” comentó Felipe Reyes.
Todo esto es lo que encierra este montaje, que el público leonés y de estado vivirá los días 3, 5 y 7 de noviembre en el Teatro del Bicentenario y el 14 de noviembre en el Teatro Juárez en la ciudad de Guanajuato.
Fotos: Carlos Ayala