La identidad Cubana en La isla de los amores infinitos

La voz de…

Carmín Cueva*

¿Cuál es nuestra verdadera identidad?, ¿Cuáles son los elementos que la conforman?,
¿Qué tanto de nuestra personalidad es única y qué porcentaje heredamos de nuestros ancestros?,
¿Es necesario el identificarse completamente con nuestro bagaje cultural, o tan sólo importa el desarrollar un sentimiento de correspondencia con nuestra familia? La importancia de resolver quienes somos analizando de dónde venimos respondiendo a todas estas preguntas, es lo que experimenta Cecilia, personaje central de la novela La isla de los amores infinitos, de la escritora cubana Daína Chaviano.


Si bien la base de la novela es la búsqueda de la identidad nacional cubana a través de un estudio sociolingüístico de la misma, la novela es un espejo en el que podemos vernos y vivir la experiencia de todo inmigrante que deja atrás un amargo pasado. El rechazo al desconsuelo es por lo general lo que hace al emigrado romper determinantemente con su país de origen. La renuncia a recordar aquello que se ama entrañablemente, pero que se deja por causas que en su momento se consideraron perdidas, promueve a la vez, la esperanza de comenzar una nueva vida en otro lugar.


Cecilia vive en una soledad extrema dedicada enteramente a su trabajo. Sin dejar que ningún sentimiento aflore, añora la isla de donde proviene. La autora utiliza magistralmente el
recuso del realismo mágico, lo que permite al lector fascinarse con la mezcla de alusiones fantásticas, con varias mitologías comparadas y sincretismos de la imaginación. El lector debe decidir, si es la nostalgia de Cecilia la que provoca su imaginación o bien es real la mezcla de los poderes mágicos nacidos de una dimensión desconocida para muchos y altamente practicada por otros, lo que hace que Cecilia consiga que emane una casa fantasma en medio de la ciudad de Miami. La casa representa para Cecilia un pasado que necesita ser comprendido para poder disfrutar plenamente el presente. “La casa fantasma se había convertido en su Grial. De alguna manera también se había convertido en un foco de angustia, como si presintiera el dolor de aquellas almas encerradas en la mansión” (186).

Cecilia inicia una búsqueda como parte de una investigación para un artículo de trabajo, sin saber que su destino ha determinado ese camino; sumergiéndose en una historia de la que no le pertenece el pasado pero le está prescrito el futuro. Daína Chaviano nos revela que no importa a donde viajemos o que tan lejos nos separemos de nuestras raíces, ya que estamos forjados de una mezcla de tradiciones, creencias y bagaje cultural y de la que no podemos separarnos porque sería como rechazar nuestra esencia.


¿Es esa identidad nacional que le permite al inmigrante añorar, comparar y por ende apreciar aún más el nuevo país que le abre las puertas a un futuro mejor? La isla de los amores
infinitos sumerge al lector en un mundo donde el destino está trazado, donde somos parte de un futuro que se encuentra ligado con nuestros ancestros y con un pasado mágico que existe aunque intentemos eludirlo.

Chaviano, Daína. La isla de los amores infinitos. Barcelona: Grijalbo, 2006.

* Licenciada en Derecho por la Universidad de La Salle Bajío y en Literatura por la Northeastern Illinois University

1 comentario en “La identidad Cubana en La isla de los amores infinitos”

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