“No hay nada de agujetas, olvídate, puro velcro o zapato de metedera, slip on… ahorita ya estaríamos vendiendo zapato escolar, pero con el retraso para entrar a clases los niños quieren puro tenis, o chanclas, desde el confinamiento ya no quieren hacer ningún esfuerzo”.
Comenta Rosa Elena Tavera de Coqueta y Audaz. Solo hace falta darse una vuelta por SAPICA para percatarse de que los zapatos de adultos y pequeños están destalonados, que imperan los tenis con suelas de goma inmensas, que amortiguan la caída de los pasos, texturas domésticas, por así decirlo: felpa, toalla, peluche, recubren los zapatos para estar en casa, abundan las sandalias y un curioso modelo de tenis-calceta hecho de tejido de punto que Balenciaga ya había sacado hace dos o tres años.
El trabajo en casa, la imposibilidad de recibir visitas, la mera desfachatez, desacostumbró a los dedos de la presión de la puntera y de la fricción del talón al caminar.Para los que vuelven a la vida pública hay zapatos que abren el paso al aire que se filtra por los pies a través de calados de distintas finuras según la marca.
Mocasines de piel suave y elástica que se amoldan a la forma del empeine y que abrazan al tobillo sin ahorcarlo, plantillas acolchadas “footbed” para que el pie repose y una gama neutra o pastel para recuperar el aire, “creo que inconscientemente la gente quiere estar más tranquila y eso se nota en los colores”, dice Sara Rodríguez de la marca jalisciense “Rodven”, enfocada a las sandalias, realmente, pero a partir de la pandemia la marca cambió de giro para vender zapato de confort (una palabra que se repite a lo largo de toda la feria) “visualmente a la gente le ha gustado mucho el zapato destalonado, pero siguen pidiendo que tenga talón o correa para el agarre” .
Por su parte, Yolanda García, cuya marca es “Instinto”, admite que el zapato que más ha vendido desde que empezó la pandemia ha sido la pantufla, “pero creo que en unos cuatro meses que termine el año la gente empezará a vestirse más formal”, comenta mientras observamos unas imponentes botas negras de suela gruesa en su stand.
Mientras tanto, Aarón Lozano, ingeniero en procesos de Nómada, radicada en Arandas, Jalisco comenta que, en general, el consumo de sandalia ha aumentado a lo largo de toda la república, con reticencias en el norte, donde solo se compra por temporada pero con la aceptación de siempre al sur y la costa donde son el calzado habitual “esta tendencia irá a la alta” dice, “no creo que la gente vaya a cansarse pronto de las sandalias”.
La primera impresión de SAPICA es la de gustos que se han vuelto austeros por el golpe económico y moral de la pandemia, pero que revela cierto optimismo a través de la gala de colores que se aparta de la sobriedad del 2020.