Sobre las vías de la memoria, se redacta este libro que recoge mucho del diario vivir de Acámbaro como uno de los más importantes centros ferrocarrileros del país, además de construir en sus talleres la máquina denominada “La Fidelita” que orgullosa, recibe a los visitantes al museo sobre esta actividad.
En el libro, editado por Ediciones La Rana, del Instituto Estatal de la Cultura y dónde estuvieron involucrados los Amigos del Ferrocarril, se convoca a la memoria de muchos participantes de esta importante actividad que movió la economía del país al inicio del siglo XX.
El libro, editado en fino papel en un tomo de 255 páginas recopila memorias, historias y fotografías que retratan toda una vida transitando por las vías entre la historia y el desarrollo, salpicadas con historias familiares y anécdotas de la vida diaria. Así, descubrimos que en México hubieron dos compañías concesionarias del servicio: La Compañía del Ferrocarril Mexicano y la Compañía del Ferrocarril Nacional Mexicano y que se contaba con tres tipos de vías, la ancha, la normal y la angosta -esta última casi siempre de manera particular, es la que se usa dentro de las minas por ejemplo- lo que hizo que este transporte fuera muy popular tanto de pasajeros como de carga,
Con mucha nostalgia, se evoca el recuerdo de los acambarenses al recordar su pasado ferrocarrillero, donde una máquina de vapor era capaz de mover destinos y destacó a sus constructores como personas habilidosas, orgullo de América Latina pero además un homenaje a los trabajadores que dieron su vida abrazando su destino ligado al tren.